Mi nombre completo es Jessica Mabel Laurent, y si bien me gusta mucho mi nombre, no me gusta que me digan Jessica (me siento Kiko en el Chavo del 8, cuando Doña Florinda enojada lo llamaba por Federico), sino Jessi, el hipocorístico (algo que aprendí hace muy poco), o en su defecto Je o Jess. La causa de mi nombre es la actriz Jessica Lange, sí, la actriz de King Kong.
Nací en Neuquén Capital un 9 de marzo de 1989, pisciana, hija menor de un matrimonio de tres hijos entre un neuquino y una brasilera, ambos ingenieros eléctricos y docentes. Pero ¿cómo terminé estudiando publicidad en Lomas de Zamora?
La realidad es que siempre me gustó todo lo relacionado con el arte, si bien de chiquita era un chupetín que bailaba sin gracia (según comentaron fuentes oficiales), además de ser bastante ente (según registros audiovisuales de la época); debo reconocer que era muy observadora y pensativa. Año tras año mientras crecía, fui descubriendo que me gustaba todo dentro de lo que fuera crear: escribir poesías, cuentos, dibujar, inventar cosas, canciones, registrar mis pensamientos en diarios íntimos. Además cantar, y, bueno… por suerte pude ir mejorando un poco en el baile año tras año (también según fuentes oficiales). También descubrí que me gustaba leer, mirar películas, hablar mucho mucho, y también escuchar las historias de los demás. Me convertí en la escritora oficial de la familia, y la encargada de hacer todas las tarjetas de cumpleaños.
Mis papás siempre me inculcaron la importancia del estudio y me dijeron que esa era la gran herencia que iba a recibir. No tenía dudas que iba a ser pediatra, porque me gustaban los más chiquitos desde que yo era chiquita. En aquel momento, tenía también el discurso incorporado de que las carreras en serio eran la de medicina, la contaduría, la ingeniería y la abogacía. Ni se me podía cruzar por la cabeza ser maestra jardinera o bailarina, podía hacer eso y otras cosas del estilo, pero siempre que fuera como hobby.
A los 16 años, aún con la idea fija de pediatría, elegí en el secundario la orientación de Ecología, cuando la otra orientación era Sociales. En el viaje de verano en el que pasaba a quinto, fui a visitar a mi familia de Brasil. Una tía enfermera me dio la posibilidad de visitar el Hospital en donde trabajaba y pude darme cuenta rápidamente por varias razones de definitivamente no era lo mío.
En crisis, frustrada, con cierta desesperación porque eso me cambiaba todo el panorama, una persona importante y cercana en ese momento de mi vida, que conocía mis ocurrencias, me dijo: “vos tenés que estudiar publicidad”. Entonces empecé a investigar y me di cuenta de que efectivamente entre todas las carreras de la guía del estudiante, esa era la carrera que combinaba muchas cosas que me gustaban (diseño, redacción, producción y creatividad), muy alejada de las matemáticas (gracias a mis papás pude sobrepasar todo lo relacionado con ellas). La única universidad pública de Argentina que la tenía (y aún lo sigue siendo) era la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y, siendo hija de docentes de universidad pública, ahí estaba decidida a estudiar.
“¿Pero de qué vas a vivir con esa carrera?” Me dijo muy preocupada mi mamá en una charla de sillón. Sólo recuerdo que le dije que algo iba a hacer, que no se preocupara, que mejor era intentar ser feliz haciendo algo que me apasionara de verdad.
Muchas cosas le pasaron a aquella chica de 17 años desde aquel entonces, que iré desarrollando en distintos posts. Pero lo que puedo adelantar es que la carrera de publicidad en la UNLZ me dio mucho más que un título y que definitivamente todas y cada una de esas cosas, fueron las que me motivaron hoy a crear LA PUBLICITARIA.